martes, 9 de diciembre de 2008

Modernismo Latinoamericano



El Museo Dolores Olmedo Patiño presentó la exposición Modernismo norteamericano: obras maestras de las colecciones del Museo de Arte Moderno de San Francisco y Walker Art Center entre el 7 de julio y el 5 de octubre del año en curso.
La muestra contiene 46 obras de 24 de los principales pintores del arte norteamericano de principios del siglo XX, algunos de ellos son: Edward Hopper, Marsden Hartley Milton Avery, Stuart Davis, y Georgia O’Keeffe, la muestra también incluye algunas de las esculturas móviles de Alexander Calder.
Elizabeth Carpenter, curadora asociada del Walker Art Center, ha manifestado en diferentes ocasiones que esta muestra “ofrece una mirada evocativa del arte y la cultura de Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX e ilustra la llegada del modernismo, tal y como fue interpretado durante esa época. Los artistas estadunidenses captaron tanto las tensiones sociopolíticas de su tiempo, como su aura de júbilo”.[1]
Una de los estilos más destacados de la muestra sobre la modernidad norteamericana es el Precisionismo, también llamado Realismo Cubista, que busca refleja el nuevo orden mundial de la época.
El pintor del que nos ocupamos en esta ocasión es Reginald Marsh (1898-1954) y su obra “Coney Island” oleo sobre mosonite, propiedad del Walker Art Center Minneapolis legado de la herencia de la Sra. Felicia Meyer Marsh en 1979. Perteneciente al estilo del Presiocionismo.
Una multitud de figuras humanas pintadas de blanco que en algunos casos llegan a sobreponen unas a otras, se envuelven en un sórdido ambiente de tonos oscuros y ocres. Se divide en tres planos, em primera instancia encontramos unas figuras oscuras poco definidas, en segundo plano vemos el grupo de figuras blancas vistiendo trajes de baño, por lo que se puede intuir que se trata de una playa y en tercer plano se divisa la línea del horizonte que divide mar y cielo. Sobre la línea del mar, una frágil embarcación.
Reginald Marsh describe la vida abarrotada y caótica de Nueva York, sus multitudes y sórdidos ambientes se llenan de color bajo su pincelada, cuando le preguntaron sobre el motivo que lo llevaba a pintar sobre estos temas que podrían parecer desagradables para muchas personas, pero que lograban desentrañar la realidad de la época, él respondía:
“Porque me gusta el mar, el aire libre y las multitudes de visitantes. Me encantan esas hordas de gente en diferentes posturas, sin ropa, en movimiento, como las grandes composiciones de Miguel Ángel y Rubens”.[2]
[1] Diario La Jornada. México, DF. Julio 12 de 2008.
[2] Catalogo Exposición Modernismo norteamericano: obras maestras de las colecciones del Museo de Arte Moderno de San Francisco y Walker Art Center. Museo Dolores Olmedo Patiño. México, DF. 2008.

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