martes, 9 de diciembre de 2008

Obras maestras de la pintura europea

La exposición “Obras Maestra de la Pintura Europea del Museo de Arte de Ponce” que se inscribe en el cronograma de actividades para festejar el aniversario número cuarenta del Museo Nacional de San Carlos, se configura como una exquisita muestra de obras representativas de las principales escuelas europeas, como las de España, Italia, Holanda, Inglaterra y Francia ente otras. La muestra fue curada por Cheryl Hartup y Richard Aste y presenta un seleccionado recorrido de 60 pinturas europeas entre los siglos XIV y XX.
La pintura sobre la que nos ocuparemos en esta reseña es la de “Retrato de un Noble Español” del siglo XVII y autor anónimo:

Caminando entre las salas del Museo Nacional de San Carlos de repente un elegante caballero vestido con un aristocrático traje negro, fija su mirada sobre el visitante que tome el reto de asirse ante él, su realismo es más que sorprendente, la perfección de sus facciones y la profundidad de su mirar parece que hacen olvidar que no es más la representación de alguien que alguna vez gozó de vida.
Retratos individuales registraban la importancia social de los aludidos, como también era fuente de supervivencia de los artistas: consideraciones de ángulos y poses favorables podrían ser motivo de reinicio y reorganización del producto. En palabras de Vania Carneiro y Solange Ferra:
¨Género de apelo social, el retrato fue responsable por una buena parte de las encomiendas que garantizaron la sobrevivencia de pintores, notoriamente, en el siglo XVIII. Por esta razón, muchos recursos de composición de las poses y en las escenografías utilizadas en estudios fotográficos tienen sus matrices en los retratos de la nobleza europea pintado al óleo¨.[1]
Situado estratégicamente en lugares solemnes de la residencia, así como esta obra a la que nos remitimos “Retrato de un Noble Español” se encuentra estratégicamente situada en la sala de exposiciones; como un objeto de culto, el escenario de exhibición de esos retratos puede considerarse como un marco de referencia clave de lo que vendría a concentrarse en las colecciones. Quienes visitaban esos salones para observar y/o maravillarse con esos cuadros, legaron la herencia como espectadores a quienes, tiempo después, contemplarían un compendio genealógico concentrado en diferentes formatos. En ese sentido, lo que antes articulaba el pabellón de la familia noble o de los burgueses, entra a ser dinamizado y popularizado por muchas formas de circulación.
Puesto que la pintura de este caballero revela un espacio y un tiempo definidos, la referencia a un punto exacto de la vida o alusión a ella, conecta inmediatamente con lo efímero de la misma: es como una necesidad de representar, en ese contexto, lo que fue y los rasgos diferenciadores, es decir, una necesidad de prolongar el escenario de la vida. Una negación de la muerte, porque ésta jerarquiza, iguala, no discrimina ni distingue. Este importante señor que alguna vez fue merecedor de un majestuoso retrato ya sea por su nobleza o por su dinero, ahora no es más que una imagen que nos impacta con fuerza y con ternura, una huella, un indicio. Por eso mismo, la pintura equilibra los desniveles sociales. Al evidenciar la fatalidad, la sociedad desafía al tiempo y sus estragos con las colecciones de arte.
En el plano del imaginario social, esta necesidad es revisable en términos de lo que representa la pintura: ¿la realidad o parte de ella? Susan Sontag relaciona el objeto con la fijación de lo real: ¨La imagen quizás distorsiona, pero siempre queda la suposición de que existe, o existió algo semejante a lo que está en la imagen¨.[2]
El tiempo se ha detenido en la imagen, que nos proyecta al recuerdo de un Noble para tratar de recuperar la memoria, sin la fidelidad del momento justo. Es como una protección ante la inminencia de lo inevitable, pero aceptado por su propia aproximación. La imagen se vincula a la realidad a través de instantes certeros, sin que éstos nos lleven a la medida exacta de lo que queremos recuperar; sin embargo lo aceptamos porque, sin notarlo, estamos coleccionando tiempo.
Vania Carneiro y Solange Ferraz articulan acertadamente los elementos de la Representación y la Identidad:
¨[…] la tensión intrínseca a la práctica de la retratería se debe a la compleja relación entre la demanda por una identidad social y la búsqueda de una semejanza entre la representación y la persona retratada, semejanza que asegure la plena realización de esa formación de identidad, al mismo tiempo colectiva e individualizadora¨.[3]
Un tiempo que nos remite a la cercanía de algo específico, aproximado a la realidad, es decir, su representación. Esos puntos determinados que se contienen en esta obra no son construcciones gratuitas: hay una intencionalidad intercambiable e intercambiada entre quien hace el retrato y quien posa para él. Tanto el uno como el otro parten de elaboraciones preliminares y posteriores a la imagen, tiene un antes y un después, dependiente de la perspectiva social de los actores. De esta manera se podría suponer que el “Retrato de un Noble Español” tiene y encuentra una historia en cada persona que se subyugue ante su presencia.
Salud por el Museo Nacional de San Carlos, por esta muestra y por nuestro caballero de traje oscuro y profunda mirada.
[1] AGUAYO, Fernando y ROCA, Lourdes. (Comps.) Imágenes e Investigación Social. Instituto Mora. Ciudad de México, 2005. Pág. 275.
[2] SONTAG, Susan. Sobre la fotografía. Nueva Imagen. México, 1984. Pág. 19.
[3] AGUAYO, Fernando y ROCA, Lourdes. (Comps). Op. Cit. Pág. 271.

3 comentarios:

Angela Maria Yara Puentes dijo...

El gato nos enseña a estar relajados con consciencia. Su ronroneo fomenta las emociones positivas, y sus pequeñas señales de afecto son muy bien recibidas por sus dueños. El gato es uno de los animales como terapia recomendado especialmente para personas que están o se sienten muy solas y no pueden dedicar mucho tiempo al cuidado de su mascota.

Hay estudios suficientes para afirmar que tener un gato es beneficioso para la salud. El amigable contacto con el felino reduce el estrés en sus dueños, se distienden y se tranquilizan. Se ha verificado también que personas con problemas psicológicos mejoraban al tener la compañía de un gato.

El gato, basa su relación con sus dueños en un verdadero pacto de tolerancia recíproca, sin que exista una figura dominante. Se ha comprobado su acción benéfica en personas discapacitadas y en las que sufren transtornos mentales o emocionales:

- El autismo, el Síndrome de Down, la hiperactividad infantil, los desórdenes en la conducta, la depresión e incluso la violencia doméstica, ya que hemos descubierto que los hombres que maltratan a sus mujeres suelen contar con antecedentes de crueldad con los animales en su infancia.

- Físicos también. Entre éstos, la disminución de los niveles de presión sanguínea, el aumento del índice de supervivencia de los pacientes que ya han tenido algún episodio cardíaco, el descenso de los niveles de colesterol y del estrés. Digamos que, en general, una persona es mucho más saludable cuando tiene un gato.

Hay estudios suficientes para afirmar que tener un gato es beneficioso para la salud. El amigable contacto con el felino reduce el estrés en sus dueños, se distienden y se tranquilizan. Se ha verificado también que personas con problemas psicológicos mejoraban al tener la compañía de un gato.

Los propietarios de gatos tienen menor probabilidad de morir a consecuencia de un infarto. Nos enseñan a relajarnos sin perder contacto con la realidad, pueden ser beneficioso su contacto con personas muy nerviosas ya que ayudan a relajarse.

Los gatos no pueden curarles, pero se ha comprobado que mejoran, a los deprimidos les devuelven la sonrisa, calman y fortalecen a los enfermos, ayudan a personas con cardiopatías, a enfermos de sida, a marginados por la edad, la justicia o la soledad.

* Impulsan y refuerzan la comunicación entre los miembros de la familia.
* Fomentan la responsabilidad en personas mayores y niños.
* No demandan tanta atención y cuidados como el perro.
* Refuerzan actitudes serenas, relajadas y exentas de estrés.
* Bajan nuestras constantes vitales en los momentos de afecto y caricias, dándonos seguridad y confianza.
* La compañía de un gato, ayuda a aceptarse a uno mismo tal cual es, porque los animales no hacen juicios de valor, ni diferencian entre guapos, feos, gordos, ricos o pobres.

Angela Maria Yara Puentes dijo...

hola.. profe .. que rico es contar con sus totorias de verdad nos sentimos a gusto.. excelentes clase..gracias.

Angela Maria Yara Puentes dijo...

Los niños y adolescentes en la actualidad usan los medios y la tecnología
para comunicarse con sus amigos, jugar, expresarse y conectarse con el
mundo.
La realidad es que pasan mucho más tiempo interactuando con los medios
que con sus pares en la escuela o con sus padres. Los niños y adolescentes
de entre 8 y 18 años promedio, pasan 8 horas por día en línea, mirando
televisión y películas, usando juegos y escuchando música. Los niños y
adolescentes ya no distinguen entre el mundo “real” y el mundo “virtual”.
Para ellos es uno solo e indistinto.
El mundo digital ofrece oportunidades maravillosas a todos. Sin
embargo, como lo analizaremos aquí, al ser un mundo con una gran
audiencia, en el que los niños y adolescentes con ansias de reconocimiento
obtienen recompensas por comportamientos transgresores y las acciones se
separan de las consecuencias, también surgen múltiples desafíos.
Analizando todas esas oportunidades y desafíos en el contexto del
desarrollo de los niños y adolescentes en las instituciones en las que laboramos y, cómo han cambiado los medios hoy
si los comparamos con los de nuestra niñez y adolescencia. Aún más
importante, les ofreceré consejos sobre cómo pueden ayudar a sus hijos a
ser inteligentes, responsables y a mantenerse a salvo.